A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.
Ciencia – Justicia – Trabajo
Resp.·. Log.·. Joven Mendoza Nº 430
G.·. L.·. A.·. D.·. L.·. A.·. M.·.
Mendoza, Agosto 31 de 2022 (e.v.).-
Venerable Maestro, Queridos Hermanos.
Trabajo en Grado de Aprendiz
Por qué golpeé las puertas…
Un estado de serena alegría me embarga al llegar a esta instancia, de ponerme a la orden e intentar expresar lo que sale de mi más profundo sentimiento respecto del título que creí objetivo para esta, mi primera plancha individual, a pesar del tiempo transcurrido.
Ingresé allá por el 24/04/19 (e.v.) y debo confesar que recientemente comienzo a sentirme conectado con nuestra actividad. Considero haber sido respetuoso de las normas, reglamentos, secretos y sentimientos por la hermandad. Pese a eso, no me sentí parte y no por lo que hacían mis hermanos, sino por los sentimientos que traían mi historia personal.
Pasé este tiempo, observando y observándome, intentado comprender en el hacer más que en la lectura, actividad que será por siempre interminable para mí, en la medida que quiera seguir aprendiendo a ser mejor persona. Sin que por ello me sintiera mal, sólo sentía que había cosas que no me emocionaban, no llegaban a mis sentimientos, más allá del debido respeto. Hoy… “siento la hermandad”, aunque aún no conozco la mayor parte de las normas, reglamentos, símbolos y secretos que se requieren, conocí el dar, conocí el recibir desde mi interior y no desde un reglamento o modo específico y en éste, mi primer trabajo individual, quiero compartir mis sentires, como parte de mi crecimiento:
La mayoría de las personas pensamos que nuestros problemas son los más graves de la vida, y yo, no fui la excepción a esta creencia. En el estado que puede generar haber pasado mucho tiempo desempleado, con casa propia pero viviendo de prestado, pudiendo ver a mis hijos unos minutos a la semana y sin la compañía de aquellas personas que creemos elegir para que nos acompañen en los momentos difíciles, los amigos íntimos. Pasé una serie de situaciones de decepciones y traiciones que me llevaron al desconcierto total de mis valores y creencias.
En aquellos tiempos perdí mi norte y sólo, acompañado de mi soledad. Es un estado al que identifico como una casi muerte emocional. Ya ni lloraba, ni reía, sólo estaba. Obviamente acudí a la ayuda profesional que optaba por darme medicación pero no solución. Claro, yo no podía ver que la solución estaba dentro en mí, no fuera de mí. Había mucho trabajo por hacer, que hoy identifico como “la piedra para desbastar”.
En ese estado hubo experiencias que hoy valoro, pero que transité, casi de manera imperceptible y con el tiempo comencé a interpretar esa frase que dice “nada es casual”.
Aparecieron diferentes personas en mi camino, trayendo “temáticas espirituales”, de la que de manera consciente había elegido alejarme lo más posible. No obstante -si bien no quería involucrarme- surgieron dos fenómenos casi en simultáneo: el reconocer en historias de otras personas, que había otra forma de vivir, de sentir y de mirar la vida. Y en segundo término y casi sin darme cuenta surgió mi “necesidad de buscar” algo de luz en lo que yo ya veía como una forma oscura de vivir.
Cuando comenzaba de manera consciente -aunque no cesaban las situaciones decepcionantes- a intentar buscar otra forma de mirar la vida, mi cuerpo pasó factura a tanto desdén vivenciado, por lo que sobrevino la muerte física: infarto, cirugía de by-pass y corazón reanimado para salir adelante, ahora siendo más consciente de la pequeñez de la vida, en el proceso de transitar un camino que yo percibí demasiado escabroso, o simplemente no me adapté al aprendizaje necesario.
Ahora buscaba con mayor determinación una nueva forma de ver la vida y aunque no fue fácil… mi endeble estado de salud y el resquebrajamiento emocional transitado, decidí que no podía volver al pasado, pero podía modificar mi presente. Así, comencé la reconstrucción interna y espiritual, también, de forma lenta y sin pausa, fortalecer mi cuerpo, actividad física, nuevas relaciones, nuevos aprendizajes, nuevo estilo de vida, meditación y búsquedas variadas de un mejor estado espiritual. No obstante, un estado de objeción surgía en mí. A casi todo, le buscaba el lado oscuro… la desconfianza se había apoderado de mí; no sólo de las personas sino de mí mismo. “Confiar” me podía poner nuevamente vulnerable.
En ese estado, de búsquedas y reflexiones, un amigo, allegado a la masonería, que hoy llamo hermano, percibió mi inquietud de búsqueda… Recuerdo haber conversado sobre poner en práctica la amistad sincera y sentirse acompañado por alguien de quien no debía cuidarme, en resumen, vivir sin tanto egoísmo y con más amor y confianza en el prójimo. En ese momento, me preguntó si me interesaba ingresar a la masonería, de lo que yo, había sido invitado muchos años antes, pero hoy -sin conocer nada- y poco debía/podía él comentarme. Me imaginé un grupo de personas sinceras, de buenos valores, de respeto mutuo y de sincera fraternidad, lo que se conjugaba con mis carencias y búsquedas.
A lo que sobrevino nuevamente la frase y reflexión, NADA ES CASUAL esto llega en mi nuevo camino de búsqueda, aunque no conozca las razones, tomé el desafío. Sin saber el significado, había decidido lo que hoy llamo y nosotros conocemos “golpear las puertas del templo”, lo que no sabía en ese momento, y que descubro en cada tenida, era que se trataba de mi propio templo interno al que yo estaba llamando, de lo que hoy me siento honrado de haberlo hecho, me siento honrado del lugar y el afecto y la paciencia que me han concedido los hermanos para que yo lo trabajara. Me siento honrado de ser aprendiz de por vida de una nueva forma de vida y con la absoluta conciencia de la necesidad de seguir desbastando y puliendo mi piedra, mi Ser.
Eran personas que no me conocían, pero que sabían lo que yo estaba buscando, que no era otra cosa que sentirme contenido en una nueva forma de respeto mutuo, de amor sincero, de desafíos y esfuerzos compartidos.
El camino había comenzado, la Luz había sido pedida para mí y no fue la única sorpresa respecto de mi decisión…
En mi iniciación me preguntaban cosas – que con otras palabras – yo venía cuestionándome para poder comprender y sobrevivir.
¿Qué es la virtud? ¿Qué piensa de Dios? ¿Qué es la libertad? Qué es el fanatismo, la fraternidad y otras… Y a los postres de todas aquellas eternas preguntas que siempre navegarán en mi consciencia, me dijeron que habían traído a alguien, me dijeron: …“ha venido aquí su peor enemigo…” y debo confesar que cuándo lo vi, las piernas me flaquearon… es como si todos los presentes hubieran sabido mi historia en aquella noche de magia. Fue como si cada hueso de mi cuerpo fueran ladrillos de mi templo interno que se hubieran aflojado junto con mis piernas… ni hablar de la desconfianza sobre mi… ¿Seré capaz? ¿Estaré a la altura? ¡Espero no traicionarme ni boicotearme!!! Fueron las frases que me quitaron el sueño aquella noche.
Entonces, para concluir… Hoy siento que haber golpeado las puertas me permitió… ver mayor calma, puedo medir y decidir prioridades, pongo más empeño y en vez de flotar en mi soledad, la aprovecho para reflexionar, crear confianza en mí y en el ser humano, y fundamentalmente crecieron mis ganas de continuar en el camino del aprendizaje iniciado en aquella noche mágica.
Me veo como una persona con más ansias de sabiduría y soltando lentamente las creencias del profano. Sin duda, hoy creo mucho más que ese camino transitado, no tan bueno, era el que me traería a estos pasos y agradezco aquellos momentos como parte de un aprendizaje necesario que debía transitar para elegir buscar más luz. La luz que pidieron mis hermanos desde aquella noche, la que poco a poco se va haciendo realidad y me permiten ver nuevos brillos de mi vida.
Gracias QQHH por abrirme las puertas y hacerme abrir las mías…
Es todo V.M.
Luis Quagliarella
Apr.: M