Novedades

SOLSTICIOS Y ESTADO DE CONSCIENCIA

A L..G..D..G..A..D..U..

Mendoza, 27 de Thamuz de 6.025

SOLSTICIOS Y ESTADO DE CONSCIENCIA
VM.. y QQ..HH..:

La Masonería en su concepción de los Solsticios nos dice que es la
época en que el Sol entra en los signos de Cáncer y Capricornio, o sea en que llega a su
máxima declinación septentrional y meridional.

De igual manera, las fiestas solsticiales, son las solemnes que
celebra la Masonería Simbólica en las épocas en que tienen lugar los solsticios, dedicadas al
reconocimiento y a la esperanza.

La Masonería, según la gráfica definición de un erudito escritor, es la
Ciencia del Simbolismo; y este simbolismo está probado que guarda la más íntima analogía
con la Ciencia de los Ritos Místicos de las antiguas iniciaciones.

En todas ellas, el candidato simbolizaba el Universo; y el Sol, como
principio y agente vivificador y fecundante por excelencia, constituía el principal objeto del
culto y de la adoración.

La identidad del simbolismo, prueba la de su propio origen. Si
abrimos las mitologías paganas, encontraremos en todas ellas un Dios a quien se evocaba
en los sacrificios, que tenían como principal función regir los Templos e instituir los ritos
misteriosos, guardando lo que denominaban Puertas del Cielo.

Teniendo la Institución Masónica (dicen los más competentes
intérpretes del simbolismo), la alta misión de ilustrar moralmente todas las clases del orden
social, nada pudo hacer con más acierto que tomar por patrón y modelo de sus
importantísimas funciones, el cuadro físico del curso y los fenómenos solares, amoldando
los pequeños templos llamados Logias, al templo maravilloso e inconmensurable que nos
presenta en conjunto la Naturaleza.

Por esto, el interior de las Logias nos ofrece las imágenes del Sol, de

la Luna y de la Bóveda Celeste, sembrada de estrellas.

Pero también existe un paralelismo entre los solsticios y la Tradición
Iniciática como elementos simbólicos, lo que nos permitirá señalar su relación con la
Masonería, además que esto nos recordará que la Iniciación es un proceso en constante
movimiento.

Y así, las dos fiestas más importantes que se celebran en nuestra
Orden son las de los dos solsticios, de verano y de invierno, que corresponden
respectivamente al Sur y al Norte, al mediodía y a la medianoche y a los signos zodiacales
de Cáncer y de Capricornio.

Estos dos puntos del tiempo eran llamados por los griegos Puerta de

los Hombres (verano) y Puerta de Los Dioses (invierno).

Se afirmaba que por la primera de las puertas salían las almas de los
no iniciados que después de la Muerte habrían de retornar a otro estado de manifestación

2

y que, por la segunda, las de los que, gracias a la Muerte y al proceso iniciático, habían
conocido los estados múltiples del ser y las diversas dimensiones del tiempo y el
espacio: logrando de este modo realizar el retorno a la Unidad, donde se recuperaba la
inmovilidad del proceso en constante movimiento.

Por ello se ha entendido en Masonería, que el mito de Jano era la
representación simbólica de los solsticios, en donde las dos caras del dios representaban el
pasado y el futuro, comprendiendo que el sujeto que asimilaba el símbolo, representaba la
tercera manifestación, esto es el presente y de esta manera tratar de matar el pasado para
dar paso al hombre nuevo.

El simbolismo del solsticio o Jano bifronte, encierra un aspecto de
temporalidad, es la representación del pasado y el porvenir; es decir, en términos
masónicos, el Reconocimiento y la Esperanza.

Por esto, aparece en importancia superlativa, mostrarnos la

naturaleza misma del concepto del tiempo como tal.-

En efecto, si las caras de Jano nos muestran tanto el pasado, como
el presente y si de acuerdo a un concepto profano del tiempo, nos encontramos que todo
aquello que podemos entender como la tercera cara o el presente, nos muestra una
paradoja insoluble. Esto es así ya que la sola manifestación de lo que podemos entender
como presente y por este solo hecho ya es pasado, el presente bajo este punto es
inexistente.-

Si continuamos con esta línea de pensamiento, se nos presenta
entonces la imposibilidad de realizar un corte entre el pasado y el futuro, a no ser que y
luego de trasponer el Portal de los Dioses, el verdadero Iniciado, ya conociendo los estados
múltiples del ser y por ende, haber aceptado la existencia otra dimensión del tiempo y el
espacio, haya podido acceder a un estado espiritual tal, que le permita aceptar que el
sentido de la Muerte es verdaderamente el sentido del inicio y desarrollo de la vida y no lo
contrario y en ello nos encontramos con un eterno presente inmóvil.

Esto evidencia la gran importancia de comprender cual es el sentido
solsticial para la Iniciación y la importancia superlativa del símbolo de los solsticios, que
cobran esencial sentido en el Iniciado y por sobre todo, actualidad plena.

Es por ello que se ha entendido desde antiguo que “La iniciación, del

latín “initium”, es, por definición, el comienzo o la entrada en algo”.

Es el paso de lo profano a lo sagrado, en términos simbólicos es la
regeneración del Ser. Siguiendo las enseñanzas de la Doctrina Secreta podemos entenderla
como “el conjunto de los ritos, simbolismos, alegorías y lecciones iniciáticas que
tienen como finalidad la mutación radical en la experiencia espiritual del sujeto
iniciado”.

El proceso iniciático, desde sus orígenes, ha estado mediatizado por
pruebas de carácter simbólico que guardaban características similares en los distintos ritos
de la antigüedad y que en el caso expreso de la Masonería se han recreado y vivificado,
permitiendo que los candidatos puedan tener el convencimiento de lo efímero y fugaz de las
manifestaciones diversas y en consecuencia la Ascesis a lograr, cuando se pueda concretar
la Unidad de los pares opuestos.-

Al respecto Mercíades Eliade señala: “Las pruebas de la iniciación
revelan, en forma plástica y dramática, el acto mismo por el que el espíritu trasciende
un cosmos condicionado y fragmentario, para volver a la unidad fundamental.
Equivale a la mutación ontológica del régimen existencial, de manera que al final de
las pruebas, el neófito goza de una vida totalmente diferente a la que tenía antes de la
iniciación, se ha convertido en otro”.

Y completa Albonashar-Al.Wáli: "La Iluminación que se logra con
el Método Iniciático, no tiene nada que ver con los procesos psicológicos, con las
fantasías de los ocultistas y los descarríos de algunos místicos. Se trata de la

3

adquisición permanente y definitiva de la Gnosis que, al permitir la conciliación de los
opuestos del mundo de la dualidad, descubre mundos inéditos y coloca al Iniciado en
condiciones de ponderar los variables aspectos de las aparentes complejidades de lo
efímero, lo fugaz y lo transitorio, tanto como valorar lo realmente eterno e
inmutable. El Iniciado REAL, el Adepto que ha realizado la Gran obra interior, es un
ser reintegrado a sus primeras propiedades, virtudes y potencias espirituales. Es el
Hombre INTEGRAL e INTEGRADO, el Hombre SÍNTESIS, de dimensión Universal o
Cósmica…

Todo ello y en otras palabras, la intención final de lo que en la

Doctrina Secreta se alude como “unir lo disperso”.

Las bases de la Tradición Iniciática en Occidente las encontramos en
diversas fuentes que van desde los misterios egipcios, fenicios y los de Eleusis, hasta la
doctrina pitagórica, pasando por los esenios, la Kabbalah e incluso por la tradición alquímica,
todos ellos englobados en lo que se denomina Pequeños Misterios.

Por lo mencionado, podemos afirmar que toda Iniciación en los
misterios es una reactualización del mito, visto como estructura de sentido y que la
Iniciación, como tal, es la estructuración en torno a la Muerte y a la Resurrección, el paso de
la oscuridad a la Luz.

En síntesis, la construcción de la Tradición Iniciática tiene como
basamento diferentes elementos, que la Orden ha sabido amalgamar, formando de esta
manera una estructura simbólica de carácter ecléctico.

Es decir, recoge los elementos más sobresalientes y de mayor
fuerza simbólica, para incorporarlos en los rituales de los diferentes grados existentes.
No podemos hablar en consecuencia del simbolismo del solsticio,
particularmente del de invierno, sin asociarlo al de verano; pues, en términos masónicos
están indisolublemente unidos y son parte constitutiva de una estructura simbólica asociada
a la Tradición Iniciática, es por esto que, necesariamente hay que referirse también al
solsticio de verano, a fin de tener una visión integral del simbolismo solsticial.

Era en esos puntos significativos temporales cuando se realizaban
los ritos, vivificando con ellos los mitos y trayendo al presente, aquél tiempo perdido en que
la tierra se regía por las leyes del cielo.

Estos pueblos antiguos sacralizaron esos puntos y los representaron
de forma física a través de templos y ciudades, construcciones que guardaban armonía con
los puntos cardinales y con las estaciones, aspecto que la Masonería ha tomado en cuenta
al momento de construir sus templos.

Los Ciclos Solares, los Ciclos Solsticiales más allá de su contenido
Astronómico que es real y concreto, expresan la necesidad de la Muerte y posterior
Nacimiento en todos los órdenes de la Vida.

Nacimiento a una nueva manera de vernos a nosotros mismos, a la
Sociedad en que vivimos, a una concepción rica y creadora de la vida Espiritual que nada
tiene que ver con la Superstición. Pero para ello se hace necesaria la Muerte; la muerte a las
concepciones y estructuras que nos matan por dentro.

Nuestra ambiciones desmedidas, nuestro afán de poder
descontrolado, nuestra insensibilidad a las cuestiones más esenciales de la vida, nos está
llevando a una disgregación Humana y Social. Ya nadie se replantea su accionar, tanto en
su vida personal como social. Estamos demasiado ocupados (profanizados dirían en la
antigua Grecia) en competir.

En un mundo donde se valora lo que “se tiene” y no lo que se “es”
y dónde abundan los aventureros, nos viene muy bien reflexionar en el significado profundo,
mágico y espiritual de los Solsticios, tal cual lo hicieron los que nos precedieron, desde
tiempos inmemoriales y de donde debemos abrevar.

4

Asimilar el símbolo solsticial en cada uno de nosotros, lejos de
aparecer como un cuento lejano o difuso, se evidencia como la base misma de la
Iniciación, de la transformación alquímica, que determinará el hombre nuevo que ha
matado el profano y que se prepara en su conciencia para pretender crear Orden en el
Caos.

Los solsticios, representativos del Ideal Iniciático, simbolizan, al igual
que el Delta griego, la puerta de entrada a la verdadera Iniciación e indican perfectamente
que en la Masonería tenemos y tomamos a nuestros viejos usos y costumbres como Piedra
Fundamental del desarrollo de nuestras actividades.

Pero en lugar de estancarnos viviendo del pasado, debemos y
tenemos la obligación de utilizarlas con miras al futuro para ser mejores y hacer mejoras en
beneficio de nuestras familias, de nuestra comunidad, de nuestra nación y del mundo.
De tal forma, la expresión “Logia de San Juan” –Logia del Sol, de la
Luz creadora-, viene a ser el apelativo de toda asociación de “Iniciados”, es decir, de seres
humanos que transitan en el camino hacia la auto trascendencia mediante la Iniciación,
término que, aplicado en su sentido más general se emplea para designar a todos los que
han sido admitidos en los misterios iniciáticos y han llegado a comprenderlos.

Al celebrar y simbolizar el solsticio, los masones sacralizamos el
tiempo en nuestras tenidas, al trabajar ritualísticamente “desde que la claridad del día disipa
las tinieblas” y hasta que “el sol se oculta por el horizonte”, nos salimos del tiempo uniforme,
convencional y lineal del mundo profano e ingresamos a otro tiempo, en otra época, en el
que todo se hace simbólico.

Resumiendo lo antes expresado, encontramos entonces que la
Masonería ha adoptado para su enseñanza simbólica la recreación de los fenómenos
naturales y entre ellos, aquel que cobra superlativa importancia para el pretenso iniciado, es
la incorporación en el estado de conciencia del simbolismo solsticial.

De esta manera, debemos tener en cuenta que al transponer el
Portal de los Dioses, adquirimos la capacidad de percibir otras dimensiones espacio
temporales, en las que debemos transitar en forma paralela y conjunta.

En esta línea, hemos de tratar de encontrar el sentido esotérico de
los símbolos masónicos e incorporarlos a nuestra consciencia, única manera de lograr un
estado espiritual superador de las meras formas, encontrando la esencia propia del
Simbolismo que nos develará los secretos encriptados en los mismos.-

En este camino quizás y solamente quizás, transitaremos en los
Pequeños Misterios y eventualmente, nos acercaremos a los Grandes Arcanos, donde la
realidad subjetiva, pierda su importancia al comenzar a vislumbrarse la Verdad.
Y en este momento ya no me refiero a las “verdades” particulares de
cada uno, sino la posibilidad cierta de acceder a la Unidad, primera necesidad del Iniciado,
en tanto aspirante a reunir lo disperso.

Participando de esta manera en la Doctrina Secreta iniciática, al
incorporar al Iniciado, la importancia de la regeneración del ser y la necesidad de la Muerte
para lograr la manifestación solsticial esotérica, para completar el círculo Mágico, por ser
secreto.

Por ello, se vuelve absolutamente necesario entender que los
solsticios simbolizan el ideal del Iniciado en tanto y en cuanto representan la toma de
conciencia de lo pretérito para matarlo y al mismo tiempo la visión clara y certera del
porvenir.

Y esta dinámica permanente, nos evidencia la esencial importancia
que, como Masones debemos darle al fenómeno esotérico solsticial que, en forma constante
y actual, influye para lograr una iniciación continua y perpetua en la persecución del
mejoramiento íntimo, necesario para ser parte de la Armonía Universal, todo ello tal vez,
transitando un presente permanente y perpetuo.

5

También ello explica que desde tiempos inmemoriales los Masones
hemos festejado con las fiestas solsticiales los acontecimientos astrales, los que en realidad
no son, ni mas ni menos que la representación clara de las esencias iniciáticas ordenadas
en la Doctrina Secreta.

Concluyendo, el simbolismo iniciático de los solsticios aparece en
consecuencia como el ideal mismo de la Masonería, para la rectificación y transformación
del Iniciado que, de esta manera incorpora en su estado de Conciencia, la esencia misma
del significado de la Muerte y la Vida posterior, emanada de la primera.

Ricardo Puebla

Deja un comentario